En la cuerda floja
- Neffer Rivas.
- 20 may 2017
- 3 Min. de lectura
Una vez más se ha demostrado que la democracia es la que gobierna en Colombia, luego de que la corte constitucional fallara en contra de los dos primeros artículos del Fast Track que deslegitimaban al congreso de la república y que le otorgaban las facultades de la rama legislativa al gobierno nacional.

Desprofesionalización del oficio, desplazamiento de roles en las ramas del poder público o convergencia de poderes era lo que proponían los dos primeros artículos de la Vía Rápida para la implementación del acuerdo de paz pactado entre el gobierno y las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia), en el que se le daba absoluta autoridad al gobierno para avalar las decisiones tomadas sobre los mecanismos a utilizar para la ejecución de los acuerdos firmados en la Habana, relegando al congreso de la república a una segunda instancia y de cierta forma haciendo ilegítimas las funciones que este posee.
‘Al son que me toquen bailo, si mal me pagan mal les pago’ como dice la canción de Jhonny Rivera, las FARC está dispuesta a marchar al ritmo del gobierno sin dar un paso en falso y mucho menos quedándose bajo la sombra del estado, pues según las declaraciones de Enrique Santiago (Abogado de las FARC) en Blue Radio, las FARC no tiene por qué cumplir a cabalidad con unos acuerdos que ni siquiera se les están respetando, por ello el grupo que una vez estuvo alzado en armas tomará medidas preventivas, pese a las declaraciones de Alfonso Prada, Secretario general de presidencia, en las que sostiene que los acuerdos no se verán afectados por la decisión tomada en la Corte. Cambiar las reglas de juego a estas alturas del partido es algo que las FARC no están dispuesta a tolerar.
Si bien las FARC están en todo su derecho de desconfiar del futuro del Fast Track, la reacción que han tomado ha sido un tanto exagerada, puesto que ellos como movimiento organizado no pueden desconocer los mandatos de la constitución de la república, en donde claramente se dice que el poder en Colombia se encuentra distribuido en tres grandes ramas: la ejecutiva, judicial y legislativa, por lo que el fallo de la corte no es del todo sorpresa para estos, sino que de cierta forma es un “golpe” que no esperaban recibir. Y es que acaso: ¿se les olvidó que el gobierno es la representación del pueblo más no la voluntad de este?
La repuesta de las FARC ha sido como la antigua ley del Talión, por lo que sumado a lo fallado en la corte, la incertidumbre y desconcierto se ha posado sobre la tranquilidad de los colombianos que aún no saben, a ciencia cierta, qué pasará con lo firmado en Cuba.
Sin duda, el miedo de las FARC tiene nombre propio y se llama Centro Democrático, movimiento de derecha que ha dejado claro que no descansará en paz hasta acabar con los acuerdo de paz, y más que por estar en contra de ellos o porque vulneran la constitución o los derechos de los ciudadanos, se ha convertido en un reto que los Uribistas quieren superar, en esa partida de ajedrez en la que el más hábil buscará poner en jaque al vencedor, el gobierno.
Entonces: ¿Logrará el Centro Democrático revertir todo el esfuerzo que desde hace mucho tiempo estamos haciendo los colombianos por reducir los mecanismos generadores de violencia y destrucción social?
Hay una cosa que debemos entender, y es que el compromiso de las FARC no es solo con el gobierno (que si bien representa al pueblo, también se encarga de verla por el cumplimiento de las leyes) sino con el estado que es a quien realmente le debe tener una lealtad, porque los acuerdos son una construcción para resurgir de los escombros y reivindicarse con la sociedad.
Finalmente, hay una pregunta que vale la pena hacerse y es: ¿estarán los acuerdos de paz al borde del abismo?
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