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La calle, más que un sendero es un espacio de formación

  • Neffer Rivas.
  • 17 abr 2017
  • 2 Min. de lectura

La pasión por el deporte siempre ha sido y será tan grande que cualquier lugar será propicio para iniciar una partida deportiva, en la que los obstáculos solo serán producto de la mente.

Rescatado de: http://www.worldtravelserver.com/travel/es/colombia/medellin/gallery_medellin/photo_11525218-Calles+de+Medellin.html

Una calle es lo único que se necesita para vivir al ritmo de una actividad deportiva, dos pequeños arcos e incluso dos grandes rocas son los elementos que acompañarán una disputa entre verdaderos amigos y aficionados por una modalidad deportiva, que más que ello, se convierte en un amor fortuito y en un inevitable estilo de vida.


La calle es ese espacio en donde los verdaderos talentos o futuras leyendas del deporte inician a descubrir sus habilidades y a forjarse un carácter competitivo, espacio que sin necesidad de los elementos propios de una disciplina, se convierte en la principal fuente de formación que posee un deportista. No importan las patadas o los golpes que de un juego puedan resultar, porque al final solo el amor por el deporte te dará la capacidad para comprender que los roces en la cancha son el resultado inevitable de querer alcanzar la victoria.


La ética deportiva se fortalece en este inaudito espacio, en donde las reglas del deporte se cumplen por la convicción de los jugadores, quienes a la vez se convierten en los verdaderos jueces o árbitros del destino del compromiso disputado.


La universidad de la vida, no enseña una vez más que las habilidades se fortalecen en cualquier espacio o contexto geográfico, sin importar que tan talentoso se pueda ser, las condiciones climáticas o el tiempo empleado para practicar ese deporte que nos alegra la vida, siempre la pasión será más fuerte que los obstáculos a superar.

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